lunes, 4 de junio de 2007

NO BARBIE KUNDERA

Ex editora, cool ella, con texto mío en mano, sacude la hoja como si estuviera llena de migas. “Tu tienes que pensar que escribes para Barbie Kundera”-indica. La revista femenina, no podía publicar mis líneas porque había citado a Borges y a Cortázar. Editora pidió algo "liviano", "fresco", "digerible". Tal vez no quería una columna, sino un yogurt.
Me imagino a B.K. , lectora de la insoportable levedad, pero a quien le resulta aún más insoportable la profundidad. Barbie K. va al gimnasio –que auspicia la revista- para “sentirse bien con ella misma” y por lo mismo puede, incluso, colocarse unas siliconas pero tamaño de mediano para abajo, esas “que caen en gota”, no las que apuntan al horizonte. Barbie K. es una mujer deseable, que sufre por un no se qué, y que encontrará en la revista femenina algunos apuntes para sentirse mejor. A veces verá algún libro de Osho, prenderá una vela. En la lista de prioridades B.K. estarán
Ser elegida por un hombre
Encontrar una crema reafirmante que sí sirva (en esto nos parecemos)
Contar los hidratos de carbono
Mantener arriba la “llama de la pasión”
Aprender a distribuir el rimmel
Ser feliz pero
por la vía corta, con la ayuda de algún manual-receta-fórmula-liviana-fresca y digerible.
Barbie K. es quien el ¿80? por ciento de editores de revistas femeninas piensan que son las lectoras femeninas. Dichos editores jamás han pensado en innovar ni en temas ni estilo de escritura y tienen una extraña compulsión por los signos de admiración. ¡Sedúcelo! ¡adelgaza! Supongo que enfatizan por si Barbie no entiende. No hay forma de convencerlos de que dejen de agregar dichos signos a mis propios artículos. Las necesidades de Barbie están primero y son siempre las mismas –si no, es difícil entender porque todas las publicaciones siguen idéntica línea. Barbie podrá recuperar la silueta, "atrapar" a los hombres, elegir accesorios, atraída por los signos mencionados y siguiendo el atajo de los recuadros con “tips” . No necesita mucho más.
Por el contrario, Barbie nunca llorará sin saber la razón, ni se hará preguntas existenciales, ni querrá cosas ¿contradictorias? como el amor-fusión y el vuelo fecundo pero independiente. Nunca se le disolverá el cerebro arañando los sentidos de la vida, nunca dejará de saber por donde empezar el camino que se hace al andar. (Ella no se mueve, está en una vitrina). No piensa jamás en abstracto y no exige la belleza del lenguaje. Menos aún, Barbie no irá nunca por el conocimiento como fin último, ni ansiará una conexión conciente con la totalidad. Barbie no ahondará en las heridas que causa la cultura y no se enterará de lo que significa la palabra paradigma.
La verdad, yo creo que Barbie no existe. Es como el traje del emperador. Creo que los mediocres quieren crearla, delimitarla, moldearla. Darle "juguetitos" para que se entretenga. Y más allá de que los temas mundanos que exponen los medios pueden ser divertidos y/o interesantes como punto de partida, hace mucho, mucho tiempo que se quedan cortos. Que se entienda, no estoy en contra de la frivolidad, sino de la boludez atómica, el discurso ultradigerido, el facilismo, el relleno.
Este espacio existe, entonces, entre otras cosas, porque no creo en Barbie y porque sin creer en ella, seguir escribiendo como-para-ella en las revistas me fuerza al brote psicótico. ¿Hola? ¿Mundo? ¿Soy muy ilusa?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hablando de libros de autoayuda, aquí hay uno de anti autoayuda muy oscuro y gracioso:

http://www.threesenses.com/mios/larata/r00.asp