domingo, 8 de junio de 2008

Little Letra






Tengo 10 años y son las tres de la mañana.
Estoy en un tren que ya no existe. Cuando existía , era amarillo, salía de Constitución a las 10 de la noche y llegaba a Córdoba a las 8 del día siguiente. Nos estamos mudando. Otra vez.

Un solo libro, dijo mamá que podía llevar. Después va a llegar el baúl con todos los demás.¿Cómo voy a vivir tanto tiempo con un solo libro? Si ya me lo terminé. Por suerte es de los buenos. Lo empiezo de nuevo:

-Navidad sin regalos no será Navidad- suspiró Jo, tendida sobre la alfombra.


Mamá duerme sobre mis piernas, Pom extendida en el asiento de adelante. Ella es “toda linda” –así le dice mamá. Una nena de propaganda.

Mamá está obsesionada con lo de andar ligero de equipaje. Debe ser por lo que pesamos nosotras. Cada determinado tiempo, tira todo a la basura. O lo pone para dar. Muñecas por ejemplo. Cosas que ya no necesitamos más.

Como ella duerme encima mío, como soy almohada, no me puedo mover.
Debería ser al revés. Yo dormir en sus piernas, digo. Y Laurie no debería casarse con Amy, no se que le ve.
Pero así son las cosas.

Igual tengo que estar alerta. Como siempre, por las dudas. Dormir (o morir) es para debiluchos. Como Beth. A quien se le ocurre morirse en un libro.

¿Hay alguien que haya leído y diga “Yo era Meg” o “Yo era Amy”?
Me lo sigo preguntando.

No se ve mucho por las ventanillas pero está bueno. Todo va para atrás, menos yo. Además hay luces prendidas todo el tiempo, nadie le dice al señor del tren, “apaga la luz que ya es tarde”.

El tren tiene poder.

Releo partes culminantes. Se le quema el vestido pero le va bien en la hoguera de las vanidades.

Ella (pese al remiendo) tiene poder.

A la mañana cambiamos el tren por un micro que se mete en las sierras. Vamos en el asiento de adelante.
Entonces las veo, por primera vez. Están todavía lejos, envueltas en la bruma.

-Montañas, ¿azules?-grito. Ahora sí que me sorprendió.
Me gustan. Puede que la cosa no esté tan mal.
Así que esto es un horizonte.

1 comentario:

Lucia Olazabal dijo...

Hace años que venia proponiendole a mis hijas que leyeran mujercitas, y nunca se habian enganchado, supngo q mas acostubradas a Pescetti, y Cornelia Funke. Pero despues de este pequeño relato tuyo, quice probar una vez mas...y lo logre...estan las tres esperando que llegue la noche para escuchar un nuevo capitulo leido en voz alta por alguna de ellas.
Gracias por la inspiracion.