jueves, 10 de abril de 2008

People like us


"Estaba entusiasmada. Había querido ser madre toda su vida, me dijo. Y me confesó que llevaba años comprando ropa de bebé a escondidas y metiéndola debajo de la cama para que no la viera su marido. Vi la alegría en su rostro y la reconocí. Era exactamente la misma alegría que había iluminado mi rostro la primavera pasada, el día en que descubrí que la revista para la que trabajaba me iba a mandar a Nueva Zelanda para escribir un reportaje sobre el calamar gigante. Y pensé:"Mientras tener un hijo no me haga tan feliz como irme a Nueva Zelanda a investigar el calamar gigante, no puedo tener un hijo".
...
"Sigo sin saber si alguna vez querré tener hijos. Me he quedado atónita al descubrir que a los 30 no quiero tenerlos; tanto me he sorprendido a mí misma que no me atrevo a imaginarme que me puede pasar a los 40. Sólo puedo decir cómo estoy en este momento:contenta de estar sola. También sé que no voy a tener hijos sólo para no arrepentirme de no haberlos tenido; no me parece un motivo suficiente para traer más niños a este mundo. Aunque supongo que habrá gente que se reproduzca por eso, como una especie de seguro contra el arrepentimiento futuro. Creo que los hijos se tienen por todo un abanico de razones (...)Pero los motivos por los que no se tienen hijos también son muy distintos. Y no todos son necesariamente egoístas.
Esto lo digo porque sigo afrontando la acusación que me hizo muchísimas veces mi marido mientras nuestro matrimonio se desmoronaba. Me refiero al egoísmo. Cada vez que lo decía yo lo admitía a pies juntillas, aceptaba tener toda la culpa; compraba todo lo que había en la tienda, por así decirlo. Por Dios, si aún no había tenido hijos y ya me sentía culpable de haberlos abandonado y de anteponer mis intereses a los suyos. Ya era una mala madre."


Esto y muchas otras cosas dice Elizabeth Gilbert en Comer(en Italia), Rezar(en India), Amar(en Indonesia). Elizabeth se divorcia, le va mal con el siguiente amante, y decide viajar con el objetivo de reconstruir su alma, primero con placer (comiendo pizzas y helados hasta reventar en Roma), luego con devoción (rezando y cantando extraños mantras en Bombay) y luego leyendo y andando en bici en Bali hasta que conoce un brasileño y ... Decide ir a los tres lugares porque no cree poder elegir solo uno (this is my people), y aunque la parte en que "habla con Dios" es algo cursi, sus líneas son lúcidas, alegres y vivificantes.
Claro, me dirán, así cualquiera, si sos neoyorkina best seller del New York Times, agarrás vas y te encontras con Dios, el placer de la carne y el sentido del universo en un paraíso tropical, pero andá a hacer lo mismo en el metro Hidalgo o en el periférico en hora pico.

Y bueno. Dice mi mamá que dijo Jung o Nietzsche o no se quien que cuando uno tiene un "porqué" encuentra un "cómo".

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